viernes, 1 de noviembre de 2013

"Emilia" de Claudio Tolcachir

(FIOT 2013)
XXII FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO

UNA PESADA DIGESTIÓN
(A propósito de “Emilia” de Producciones Teatrales Contemporáneas)

SANTIAGO PAZOS


Claudio Tolcachir crea unas tensiones de tan alto nivel en “Emilia” que al espectador más insensible le pone los pelos como escarpias. Una pesada digestión. Uno quiere ese vaso de agua, que nunca llega, para intentar aliviarse del ambiente tan asfixiante, tan tremendamente espeso, que los enredos del drama van tejiendo. Podría cortarse el aire con un cuchillo en esta tragedia moderna, con todos los elementos clásicos presentes, El suspense, el miedo, el amor, el odio, el engaño, el fracaso, la muerte…

Podríamos discutir sobre algunos excesos interpretativos e incluso sobre algunas carencias, pero estaríamos enfocando nuestra mirada en aspectos bastante superficiales si tenemos en cuenta la ambiciosa complejidad de un trabajo de tanta categoría dramática.


El texto, perfectamente estructurado en la forma y en el fondo, con una protagonista central, entrañable, heroica, estandarte de la memoria, espejo ante el que la mentira se desvanece y el amor verdadero cobra sentido. La historia, el contenido, de una honda profundidad, casi visceral, desnuda y hace jirones todo convencionalismo, desvelando descarnadamente la mentira sentimental y material sobre la que se construyen tantas vidas, y el fracaso correspondiente cuando los personajes se dan de bruces con una realidad que los pone en su sitio abocándoles a un desenlace trágico.

La arquitectura, el decorado, rozando la abstracción, más que un domicilio familiar semeja un cuadrilátero preparado para una velada de boxeo donde los puños serán sustituidos por caricias cargadas de brutalidad y palabras como puñales, vigilado, casi hasta el final, por un enigmático árbitro que acabará siendo el motivo de que todo se desmorone.


Papeles muy complicados para los actores, roles poliédricos que se besan, se manosean, se agreden, que pasan de la ternura a la brusquedad en segundos, un reto para cualquiera de ellos. Impresionante la contención y la sobriedad interpretativa de Gloria Muñoz (Emilia), enorme, con unos largos monólogos donde el matiz se impone impidiendo cualquier exceso. Alfonso Lara (Walter), efectista, con una gama de registros muy variada, convincente. Malena Alterio (Carolina), metida por completo en su personaje, con credibilidad, construye a una mujer pusilánime, enferma, tierna y conformista, que esconde por interés su verdadero yo, otra mujer que se deja llevar por los sentimientos, decidida, con coraje, dueña de su destino. David Castillo (Leo), sin embargo, caricaturiza su personaje, no consigue definirlo bien. Y Daniel Grao (Gabriel), sobrio como árbitro, pero perdido como padre y amante. Mas no importa, la fuerza de Emilia, de Carolina y de Walter, cubre de suficiencia la escasez de Gabriel y de Leo.

Insisto, si quieren vivir una experiencia teatral de alto voltaje acudan a ver “Emila” de Claudio Tolcachir, no les defraudará.

Salud    

(FOTOS CORTESÍA DEL PROFESOR JOSÉ MARÍA DE LA VIÑA VARELA. GRACIAS)


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