martes, 24 de octubre de 2017

ARTE

(FIOT 2017)
26 FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO

AMISTADES Y DEBATES QUE NECROSAN
(A propósito de “Arte" de Kamikaze Producciones)

SANTIAGO PAZOS



No me pararé mucho en ese eterno debate de qué es, o no es, arte. No me parece fundamental para reflexionar sobre “Arte” de Yasmina Reza, donde se utiliza sólo como excusa para desnudar y destripar el concepto y las relaciones de amistad.

Aquí, se dispone un ring de boxeo, en el centro del escenario, sobre el que dos amigos se pelean, con un pretexto que esconde motivos más profundos, mientras un tercer amigo ejerce de árbitro, o saco de golpes, dependiendo del momento procesal en el que se encuentren. Las envidias, los celos, las influencias perdidas, crean un tejido de relaciones personales, o grupales, áspero y cruel. Un tema, por otra parte, no menor aunque bastante recurrente.


Y Miguel del Arco, aun sin la frescura de “La función por hacer”, (al principio quizás, un atisbo), consigue mantener nuestra atención e interés sobre todo por la agilidad de movimientos que marca a sus actores y un ritmo de comedia moderna que engancha desde el principio. Añadir además que el personaje pusilánime y tremendamente cómico que interpreta espléndidamente Jorge Usón, estando correctos tanto Roberto Enríquez como Cristóbal Suárez, facilita la aprobación del espectador. Yo por mi parte esperaba algo más de esta función de Kamikaze.





Y ahora, como entiendo que el tema artístico despierta pasiones, no sin cierta pereza, haré  una reflexión personal a modo de inventario, que no intenta convencer a nadie porque para eso ya están los especialistas y profesionales del ramo.

La primera vez que vi el cuadro “Cuadrado negro sobre fondo blanco” (1915) de Malevich, “la supremacía del sentimiento puro” o “el cero de la pintura” en palabras del autor, me quedé con la boca abierta. No podía ser que el gran pintor de las formas geométricas del universo y los colores puros pudiese ofrecernos tanta sencillez conceptual. Sin embargo, comprendí que en esa “supuesta simpleza” se escondía una gran paradoja, la belleza del arte está fundamentalmente en cómo el ojo mira, no en lo que el ojo ve. Por supuesto, el ojo que mira no es inocente, lo hace cargado de experiencia o con mucha falta de ella. Y por otro lado está la mentalidad y  sensibilidad con la que uno mira, o está dispuesto a mirar.

"Perro semihundido" de Goya
(Museo del Prado)

Bastantes años después, al entrar en aquella sala blanca,  enorme, del Museo Reina Sofía, para ver la exposición de los cuadros blancos de Rauschenberg, tuve una especie de reacción mística y por lo tanto inexplicable. Recuerdo que acudí acompañando a Ernest Lluch, (Rector de la UIMP), que, como pasando del tema, reaccionó hablándome con pasión y admiración de Joan Brossa y lo poético de sus títulos. (Cada cual siente y afronta a su modo los campos de energía desconocidos).

Y algo parecido sentí la primera vez que vi en El Prado, en la sala de las pinturas negras de Goya, (precursoras del arte moderno), el cuadro “Perro semihundido” (1820-1823). Podría citar, también, mi comunión espiritual con Rothko, pero pienso que no es necesario dar más datos. Confirmar, eso sí, que me aburre sobremanera esa tontunada de “mi hijo lo hace mejor que Miró”. Sólo una cosa más. Ya que estamos en el FIOT y en el Pazo da cultura de Carballo, recordar la exposición “Pinturas ocultas” (2012), de Alberto Gende, declarado admirador de Rauschenberg.

 
Obra de Alberto Gende

“Siempre hay matices”, dice en algún momento uno de los protagonistas. Claro, como que hay amistades y debates que necrosan de tanto manosearlos, totalmente de acuerdo.


Salud 

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