CARBALLO: ARTE Y CONVICCIÓN
SANTIAGO PAZOS
Dice el INE (Instituto Nacional de Estadística) que el arte está, sobre todo entre los jóvenes, a la cola de los planes de ocio. Los motivos que se apuntan son variados, pero destacan la falta de información y las carencias en la comunicación. Esta debió de ser la causa principal, no la única, de que la Exposición “El arte del grabado de Picasso a Barceló” (que además contaba con obra de otros grandes artistas como Dalí o Miró), organizada por el Concello de Carballo en colaboración con una conocida Fundación privada, pasara desapercibida. En este caso hablamos de un pueblo que lleva por bandera, motivos no le faltan, ser la vanguardia cultural de Bergantiños y las comarcas limítrofes.
GALERÍA ESPIRAL MAIOR FORO
Otro motivo puede ser la falta de convicción en algunas esferas de la propia administración cultural y, sin ninguna duda, en grupos de influencia ciudadana entre los que se encuentran algunos Partidos Políticos. En todo caso cabe destacar que, más allá de los crudos datos estadísticos y de los fracasos producidos por la desgana, en Carballo parece que la actividad artística goza de buena salud. Al exitoso proyecto de Derrubando Muros con Pintura, el Rexenera Fest y las exposiciones institucionales, tenemos que sumar la no lejana apertura, o eso esperamos, de la Fundación Manuel Facal y las muestras de calidad que organizan las tres Galerías de Arte privadas que gozan de gran valoración entre creadores y público.
GALERÍA GARABATO
Proyectos ambiciosos como comprobaremos si estos días nos acercamos a la Galería Estudo Garabato en la que Nolo Suárez recuerda el desastre del Prestige en “Azul-negro-azul”, a Espiral Maior Foro con “11 Horizontes”, una colectiva que reúne a autores consagrados como Pepe Cáccamo, Gosia Trebacz o Xulio García Rivas con jóvenes promesas como Santiago Picos, o si visitamos la Galería Manolo Eirín donde en “Co-incidencias”, además de obra del propio Eirín, podemos disfrutar de una innovadora propuesta de Tuset, artista con las ideas muy claras como ya demostró con sus “Cuadros de invernadero (o lo que la pintura no es)” y de Peter Kramer que con sus “365 Urnas” nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo y la memoria.
PETER KRAMER O EL ARTE COMO OBSESIÓN
A Peter Kramer la convicción le sobra. Dice el filósofo José Luis Pardo en “Estética de lo peor” que solamente cuando el presente se concibe como continuación de un pasado en el que hunde sus raíces puede hacerse inteligible. Sentencia que resume bastante bien el significado del trabajo que Peter Kramer desarrolla en esas Urnas funerarias. Si, en palabras del pintor Carlos León, la producción de un artista es la parte transitiva de su paso por la vida, no me cabe duda que Peter, huyendo de cualquier perspectiva instrumental, vive inmerso en su proceso creativo de una forma tan natural que vida y obra son un todo inseparable.
Su obsesión es el arte, la búsqueda interior de ese nexo inmaterial que une nuestro presente y nuestro pasado con el esquivo futuro como una sucesión de acontecimientos únicos, íntimos. Un viaje donde el abismo es el inevitable destino, un estado donde dolor y placer no se distinguen con claridad. Profundo, sensible, obsesivo y admirable Peter Kramer, se pregunta qué le pasaría a una persona si leyese poesía durante cuatro o cinco horas cada día porque cuando construía esta monumental obra leyó y releyó con intensidad “La tierra baldía” de T. S. Eliot. Una obra en la que se habla profundamente de la muerte. Como en estos dos versos: “Pienso que estamos en el callejón de las ratas / donde los muertos perdieron los huesos”.
Estas obras de técnica mixta sobre papel de seda, en las que se repite la figura de esa Urna recurrente como contenedor metafórico de todas las esencias y detritos humanos, están colgadas sobre tarlatana, una tela que se utiliza para grabado, consiguiendo un efecto espacial de mayor amplitud y profundidad. Estupendo montaje, por cierto.
CON LOS ARTISTAS ANTONIO TARACIDO Y O'MIGHELO
Les recomiendo que no duden en visitar estos Centros de Arte en Carballo. Merece la pena. Y si pueden comprar algún cuadro, mejor. Se llevarán una obra única y por lo que sé, los precios no son altos. Además, los artistas, por mucho que disfruten de su vocación, no viven del aire. Feliz 2023
Salud
NOTA:
Este artículo se publicó en la edición para Bergantiños de
La Voz de Galicia