domingo, 28 de octubre de 2018

"EL TRATAMIENTO" de Pablo Remón

(FIOT 2018)
27 FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO CARBALLO

TEATRO Y CINE: VIDAS PARALELAS
(A propósito de “El tratamiento” de La_Abducción y Buxman Producciones)

SANTIAGO PAZOS

Lo malo que tiene el cine, por decir algo feo, es que una vez terminado el montaje el producto queda empaquetado sin capacidad alguna de rectificación. Se podrá hacer un remake o una segunda y tercera parte, alargar el chicle hasta que te rebote en los morros y te confundan con Stallone u otro por el estilo. El abuso y la mercantilización de la imagen aumentan exponencialmente en detrimento de su creatividad, a no ser que te apellides Warhol. Y ese defecto también juega, en cierto modo, a su favor al perderse la capacidad de perversión.

En la pintura esa posibilidad de transformación posterior tampoco existe, pero en el teatro sí. Esa posibilidad de transformación permanente es parte de su riqueza, de su razón de ser. Se puede adaptar una obra mil veces y siempre será vista con una mirada diferente. Un mismo montaje hoy será gris y mañana marengo.

En “El tratamiento”, Pablo Remón consigue hacer cine desde el teatro, (¿servirá también esta reflexión en sentido inverso?), urdiendo un engranaje que nos permite olvidar la diferencia entre perdurable y perecedero. La relación entre espacio y tiempo es totalmente cinematográfica, pero esas vidas paralelas de los personajes, ya sea en primera persona o como voz en off, se desarrollan a través de un lenguaje mixto que bebe, desde mi punto de vista, de las dos disciplinas. Una narrativa cinematográfica que se expresa con las herramientas del teatro moderno.
Esa mezcla, con la ayuda imprescindible de la excepcional escenografía de Mónica Boromello, ofrece al espectador una lectura diversa y una visión de la obra entre microscópica y panorámica al tiempo, sin sobresaltos. Y no olvidemos ese juego tan arriesgado que hace con el ritmo, acelerando y adormeciendo el tiempo con transiciones, limpias, en ocasiones casi imperceptibles,  ejecutadas con una exquisitez encomiable.

Grande la propuesta de Remón, compleja y excelente la dramaturgia y su dirección, espléndida la interpretación de Francesco Carril como Martín, (genial, por ejemplo, el diálogo entre este y Francisco Reyes como chófer),  y destacadas interpretaciones del resto de actores en escenas bien tramadas y con diálogos ágiles, inteligentes.

Ahora bien, si queremos podemos buscar peros, seguro que hallaremos unos cuantos. Mas cuando el producto final adquiere la calidad y el nivel creativo e interpretativo de “El tratamiento”, lo único que se me ocurre hacer, por lo menos a mi, es aplaudir.
    



Salud y larga vida…




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