(FIOT 2012)
XXI FESTIVAL
INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
EL
REFUGIO DE CÁNDIDO PAZÓ
(A
propósito de “El Decamerón, historias para tempos ruíns”
de Abrapalabra
Creacións Escénicas)
SANTIAGO
PAZOS
Cuando en 2009 el FIOT
le concedió a Cándido Pazó el Premio Xograr de Outono, escribí una reseña que,
entre otras cosas, decía lo que sigue: “Es actor, director y autor de teatro,
pero básicamente es un contador de historias, un transmisor de la sabiduría,
del conocimiento, de la experiencia vivida o inventada, y de la picardía
popular. Cuando empieza a contarte una historia notas que paladea las palabras,
las olisquea, para encontrar las más adecuadas, las que más puedan gustar al
oyente, las que enganchen al espectador de modo que no pueda escapar del
hechizo. Es un fabulador que utiliza el verbo como una pócima y le funciona más
que bien, tanto en la forma como en el fondo. Con un estilo propio.”
Recupero la cita
porque sigo pensando lo mismo después de verle en “Memorias dun neno labrego”
de Xosé Neira Vilas y en “El Decamerón” de Giovanni Boccaccio, trabajos en los
que ¿abandona? su faceta más conocida de monologuista cómico para enfrentarse a
obras ajenas en las que la improvisación textual es muy limitada.
En “El Decamerón”
ejerce de cronista, narrando los cuentos del renacimiento con fidelidad a los
textos pero sin abandonar su estilo personal en la forma de transmitir, de
contar, y de buscar la complicidad del espectador para que ambos se sientan
cómodos en ese refugio que les cobija y resguarda de la peste pestilente.
Bubónica en el siglo XIV y de variada naturaleza biológica en la actualidad, lo
que le permite incluir algunos comentarios satíricos, muy acertados para la
época que vivimos, a modo de transición entre cuento y cuento. La facilidad con
la que Cándido se expresa e interpreta los diversos personajes, incluido el
suyo propio, es el elemento fundamental para seducir al espectador.
En definitiva, un
espectáculo agradable de ver, con humor e ironía a raudales y con una puesta en
escena directa, sin ningún artilugio que enmascare posibles defectos porque no
los tiene, o por lo menos yo no los noté. Y eso que el montaje que pudimos ver
en Carballo necesitó de una adaptación particular debido a las características
del local, que era la segunda vez que se representaba y que además Cándido
andaba medio griposo. Ya ven.
Salud
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