(FIOT 2014)
XXIII FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
CADA CUAL ES ARTÍFICE DE SU PROPIA AVENTURA
(A propósito de “En un lugar del Quijote” de Ron Lalá )
SANTIAGO PAZOS
La tarea encargada por Helena Pimenta, Directora de la Compañía
Nacional de Teatro Clásico, no era nada fácil. Mas como bien dicen, que cada
cual es artífice de su propia aventura, Ron Lalá, con los mimbres bien tejidos
después de su viaje ¿más serio? con “Siglo de oro, siglo de ahora”, inició la
propia de llevar a escena un Quijote musical, profundo y gamberro, plástico y
luminoso, culto y cercano. Creado para todos los públicos como una invitación a
leer la gran obra de Cervantes sin la excusa de “ya vi la película”. Y todo eso
sin perder un ápice de su característico estilo juerguista, enérgico,
irreverente y sarcástico.
La selección de capítulos de la novela que eligieron para ser representados,
(completa duraría una eternidad), reúne alguno de los más conocidos como el de
los molinos, la ínsula Barataria o la cueva de Montesinos, permitiendo captar
su esencia narrativa y argumental respetando la prosa original. Completando
el espectáculo con una revisión histórica de la época y las circunstancias
personales que vivió el autor, en una composición en verso clásico verdaderamente
redonda. Sin olvidar, socarronería marca de la casa, los guiños críticos a la
actualidad y las referencias localistas que tanto gustan y divierten al
respetable.
Una estructura dramática dividida en dos planos en los que
ficción y realidad histórica se van entretejiendo sin sobresaltos gracias a la
música en directo, popular o ecléctica según convenga, compuesta por los mismos
actores que la interpretan, bajo la dirección de Miguel Magdalena, una
excelente iluminación cálida y potente cuando se encienden esos focos de luz
blanca que semejan rayos luminosos con los que los actores juegan a crear los objetos
y personajes que el atrezo no les facilita, creada con maestría por Miguel A.
Camacho, y una escenografía versátil, una biblioteca, que les permite moverse
con soltura y sencillez, obra de Curt Allen Wilmer.
Todo esto bien orquestado por la batuta del director Yayo
Cáceres, y con unas interpretaciones excepcionales de Íñigo Echevarría como Don
Quijote de la Mancha, casi poseído por la figura y el alma del Caballero
andante, y de Daniel Rovalher como un Sancho Panza más bufón que rústico, y sin
desmerecer para nada el resto del elenco, Juan Cañas, Miguel Magdalena y Álvaro
Tato (Director literario por añadidura), en los muchos papeles que defienden,
además de cantar, tocar y moverse sin descanso durante toda la hora y media que
dura el trepidante espectáculo.
No se permiten un descanso y tan poco se lo permiten al público,
con el que interactúan, lanzándoles de vez en cuando un anzuelo cómico que les
ayude a no perderse entre la lírica y la prosa. Van tan veloces, que a veces da
la impresión que la obra fue parida, pensada, para durar tres horas y necesitan
comprimirla, como en una moviola acelerada, para que no se pierda nada de su
substancia.
Ron Lalá hacen un tipo de teatro, metateatro lo llaman, muy
particular, muy personal. Sin necesidad de hacer concesiones que se desviasen
de su estilo directo, de humor crítico y musical, han ido evolucionando hacia
formatos de más peso, más completos y con más carga intelectual. Aspecto que
les permite crecer en aceptación entre sectores de público más exigente sin
necesidad de perder al más bullanguero.
Me gustaron, hacen un gran trabajo que debe ser reconocido y
premiado. Me encantó esa transición íntima y luminosa que une las dos partes
del Quijote, me recordó, guardando las distancias, a esos ambientes celestiales
que creaba Lindsay Kemp. Sólo una recomendación, para terminar, sabiendo que un
musical necesita de megafonía, no estaría de más calibrar un poco mejor los
decibelios del sonido porque por momentos, a mí por lo menos, me resultaba
atronador. Una minucia que quizás puede ser intencionada, no lo sé.
Insisto, acudan a verla y a disfrutar con ellos, no defraudan,
no engañan, se aplican el refrán de ”más vale un toma que dos te daré”, se dan
por completo.
Salud
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