domingo, 25 de octubre de 2015

"LOS ESCLAVOS DE MIS ESCLAVOS" de Meridional Producciones

(FIOT 2015)
XXIV FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO

EL TEMA
(A propósito de “Los esclavos de mis esclavos” de Meridional)

SANTIAGO PAZOS

No me gustan los documentales teatralizados, aunque en televisión son muy utilizados. Pienso que cada canal de transmisión de la realidad, real o imaginada, necesita de una especialización concreta, que cada vehículo de comunicación funciona con unas claves  determinadas, una narrativa propia. No es un sacrilegio mezclarlas, pero mi experiencia me dice que por lo general estos experimentos terminan haciendo aguas. De todos modos, no es el caso, o casi no es.

Meridional con los “Esclavos de mis esclavos” hace teatro documentado. Trabajan con varios planos de la realidad. Por una parte, la verdad documentada, histórica, la apelación a la razón y a la comprensión de que no existe una mirada única para entender un tema tan poliédrico como son los fanatismos religiosos y políticos, la violencia, la lucha entre culturas y modos tan distintos de entender el mundo. Y por otra parte, la escenificación de esas conductas enfrentadas a través de la representación de una situación concreta, que ofrece sin tapujos la necesaria versión humana, teatralizada del conflicto para tocar la fibra más sensible del espectador.



En su aspecto teórico y documental, Julio Salvatierra cumple de sobra con ese cometido que el teatro tiene de mostrar la verdad descarnada de los acontecimientos, con el valor añadido, pienso, de mostrarnos con claridad las diversas verdades y realidades que conviven y se retroalimentan en ese conflicto que tiene en Afganistán su “teatro de operaciones”. Comparto su discurso, limpio, sin eufemismos, comprometido y arriesgado al situar en un mismo plano, como víctimas y verdugos, a las diversas facciones religiosas y políticas que pugnan por imponerse.

En lo que respecta a ese desenmascaramiento de los eufemismos, (lo de “teatro de operaciones” es un claro ejemplo que yo utilizo adrede para no decir que es un país destrozado por los intereses estratégicos de las grandes potencias), Salvatierra hace unas reflexiones muy interesantes sobre el cometido de las ONG, o sobre cómo los seres humanos secuestrados terminan convirtiéndose en un “tema”. Aspectos que por sí solos merecen un debate más profuso, como también lo merecen conceptos tan manoseados como los de machismo, libertad o justicia.



En cuanto a lo estrictamente teatral, mis consideraciones son más discrepantes. La propuesta escénica, a parte de la imagen audiovisual que nos sitúa geográficamente, depende en su totalidad de una iluminación muy bien definida y que delimita con realismo los espacios, los ambientes y las transiciones. Un ejemplo de cómo dar mucho con poco gasto. Economía minimalista e inteligente.

A destacar los impactantes momentos en los cambios de escena, un poco al estilo de las cortinillas de los noticiarios televisivos. Y por lo demás, poco movimiento, un rap heredero de los cantautores de otras épocas y el fórceps de tener a los actores encadenados, extremo que impide su lucimiento y les obliga a reducir su actividad a una expresión corporal muy contenida y a centrar su interpretación en los cambios de tono de voz, gemidos, suspiros, lágrimas y algunas risas provocadas por un humor muy de andar por casa.

Y ahí está el fallo, desde mi punto de vista la verdad que transmiten esos personajes no se corresponde, o no llega al nivel deseable y oportuno, con la comprometida y rigurosa verdad de la gran historia que pretenden contar. Es decir, los actores están más en su papel de actores que en la humanización de sus personajes, por momentos nos están presentando caricaturas sin sangre, y eso en el teatro de la verdad suena un poco a traición.

Era el día del estreno, los fallos se ven con más claridad, la presión es tremenda, los nervios atacan. En general están bien y a punto de conseguir ese nivel que lograron con Miguel Hernández, pero necesitan algunos ajustes de interpretación y quizás también de texto, por ejemplo los chistes, si quieren que este teatro trascienda.

Salud



  

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