lunes, 14 de octubre de 2019

JAURÍA

(FIOT 2019)
28 FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO CARBALLO

EL SILENCIO ES UN ARMA CARGADA DE IMPOTENCIA Y RABIA
(A propósito de “Jauría” de El Pavón Teatro Kamikaze)

SANTIAGO PAZOS


De nuevo (y van…) Miguel del Arco, con la inestimable ayuda de Jordi Casanovas, viene a sorprendernos con una obra de teatro documental sobre un acontecimiento que aún tenemos impreso en las retinas por su inmediatez en el tiempo y por el impacto social que causó en su momento y que mantiene su actualidad por ser una triste noticia que se sigue repitiendo, a pesar de los pesares.

Desde el principio ya avisan de que los textos no añaden una coma a lo dicho en el juicio en el que se condenó a la llamada “Manada” primero por abuso y después, una vez revisada la sentencia por el Tribunal Supremo, por violación. Esto, después de un clamor popular que entendió que el silencio es un arma cargada de impotencia y rabia y que en ningún caso puede concebirse como una aceptación preconcebida. Sobre todo cuando ese silencio atronador procede de una víctima acorralada por cinco psicópatas.

Que los textos procedan de los testimonios y pruebas del juicio no impide que Jordi Casanovas elabore una dramaturgia que deja al descubierto las contradicciones de un relato que sólo admitía una verdad. Es decir, los actos probatorios que llevaron a la condena por violación. Algo, por otra parte, que profundiza en la forma de hacer teatro donde la interpretación es la columna vertebral que sostiene la obra y engancha al espectador.


Estupendos los cinco actores en sus triples personajes, como acosadores, abogados y magistrados. Y María Hervás, frágil hasta la extenuación como víctima y convincente y enérgica como fiscal. Y, sin duda, se ve la mano maestra de un Miguel del Arco en una dirección que controla los tiempos y el ritmo y que aporta unos efectos teatrales al relato que mantienen en permanente estado de alerta al espectador. Entre ellos, los taconeos, las palmas, la voz en off, las grabaciones de las protestas populares pidiendo justicia, o el virulento y angustioso interrogatorio al que los abogados defensores someten a la víctima. Todo ello en un escenario en el que en medio de una enorme pared de duro hormigón, destaca el pequeño y asfixiante cubículo donde se produce el salvaje ataque machista.

En un principio pensé que la proximidad de los hechos, el no poder verlos con cierta perspectiva en el tiempo, quizás, en el momento actual, hacían  prescindible esta obra. Sin embargo, teniendo en cuenta la capacidad de olvido que la gente tiene, la prisa y las urgencias de los medios de comunicación por encontrar y primar noticias que se van solapando unas a otras sin fin y la sucesión escandalosa de nuevos casos, creo que el criterio de oportunidad ha de imponerse por encima de cualquier otra consideración. Porque la lacra de la violencia machista nos exige mantener una lucha permanente, un combate sin cuartel en el que la pedagogía y la justicia han de ser sus banderas.

Excelente y, rectifico, imprescindible trabajo.




Salud y larga vida…




No hay comentarios: