(FIOT 2017)
26 FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
TOMAR ELSINORE POR ASALTO
A propósito de “Hamlet entre todos”
de {los números imaginarios}
SANTIAGO PAZOS
No es la primera vez que se reflexiona aquí sobre la adaptación,
modernización o ambientación y actualización contemporánea del teatro clásico.
Me he preguntado, en más de una ocasión, si es conveniente o necesario poner
algunos límites a esa libertad de interpretación y me parece que, mientras se respete el hilo
argumental original, toda relectura es factible aunque trastoque y manipule las
formas a las que la ortodoxia clasicista nos tiene acostumbrados.
Así, en “Hamlet entre todos” se toma Elsinore por asalto. Todo
lo que respecta a su tratamiento ambiental, formal y estético es recreado mediante
la interacción (teatro de inmersión lo llaman) entre la compañía {los números
imaginarios} y los espectadores/actores que asistimos a la función. Mientras se
mantiene la idea original con gran respeto al texto de Shakespeare, el traje
con que se viste es novedoso y participativo.
Nos muestran una manera de reconstruir a Hamlet como un ser humano
lleno de aristas, complejo y sublime aunque también cercano y sensiblero.
Hamlet como único protagonista, como el personaje sobre el que pilota toda la
trama, el centro donde confluyen todos los dilemas. El hombre que ríe y
disfruta con sus amigos, que llora ante la adversidad, que sufre por su incapacidad
para resolver las trampas que su destino le tiene preparadas, que urde
artimañas para conseguir lo que quiere mediante el engaño y la manipulación,
que ama y odia con desmedida pasión y que se recluye ensimismado en la música
como lo haría cualquier joven en el siglo XXI.
Todo eso gracias a un actor (Alejandro Pau) que lo hace todo, que
lo da todo, que derrocha generosidad sobre el escenario en cualquiera de las
facetas que desarrolla, intérprete musical de baladas pop/rock, o actor
completo, versátil, con todos los registros que requiere un papel tan difícil.
Con una labor de dirección y producción, de Carlos Tuñón, excelente. Y una
empatía y orquestada disponibilidad del resto del elenco muy de agradecer para
el espectador que ejerce de actor ocasional, participante activo, y cómplice
necesario, que vive durante cuatro horas una experiencia irrepetible.
No acostumbro a prestarme a este tipo de experiencias pero en
esta ocasión, afortunadamente, no tenía alternativa. Gocé de lo lindo convertido
en un Horacio más y viendo como disfrutaban desinhibid@s mis compañer@s,
aficionad@s fioter@s, convertid@s en Claudios, Gertrudis y Ofelias.
Repetiría sin dudarlo.
Salud
(Mil gracias a JOSÉ MARÍA DE LA VIÑA por sus magníficas fotografías)
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