(FIOT 2017)
26 FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
JUGANDO CON SHAKESPEARE
(A propósito de “La ternura”, de Teatro de la Ciudad
y Teatro de la Abadía)
SANTIAGO PAZOS
Dice Alfredo Sanzol, autor y director, que “La Ternura” es una comedia romántica de
aventuras escrita con estilo shakesperiano que trata sobre la
imposibilidad de protegernos del dolor en las relaciones
amorosas y de la importancia que tiene en la vida del ser humano.
Yo diría que Sanzol juega con, (o a ser) Shakespeare y sale muy bien parado, escribiendo
y montando una comedia que contiene los ingredientes fundamentales que
caracterizan las grandes obras del autor inglés. Empezando por el estilo
cercano y popular con que está escrito y siguiendo por el interés universal del
tema que trata, las relaciones entre hombres y mujeres y los efectos que el
amor provoca en ellos. Todo un orquestado y perfecto enjambre de
enamoramientos, enredos, engaños, confusión, sufrimiento, pasión, inocencia,
venganza, odios y ternura que nos avocarán a la conclusión de que el paraíso no
existe. Pero sobre todo habla de la ternura como epicentro donde lo onírico y
lo corporal se unen. La ternura como argamasa en la que realidad y deseo se
funden y se confunden. El amor tratado con humor desenfadado y festivo.
Y si el texto es redondo, la dirección es excelente. Dos horas
que pasan sin enterarte. Con un ritmo que empieza lento, expositivo, y que va creciendo
en intensidad dramática y cómica a la vez que el enredo se hace más intrincado,
laberíntico y gracioso.
Desde el comienzo, con esa canción populachera (el calderete),
descubrimos que el trabajo previo, en los talleres creativos de Teatro de la
Ciudad y La Abadía, conjura muy positivamente a los protagonistas que expresan complicidad
a raudales. Factor, por otra parte, imprescindible para que el Director pueda
desarrollar su ingeniosa arquitectura teatral con aparente facilidad y sencillez.
Y los actores, aunque empiezan un tanto amodorrados y cometen
algunos errores que podrían pasar desapercibidos por su nimiedad en una función
tan larga e intensa, están todos bien, esplendidos en ocasiones. Con unos
monólogos larguísimos e intensos que les permiten lucirse mostrándonos sus
dotes interpretativas y su enorme memoria. Fantástico el repertorio de viandas
y todo tipo de productos alimenticios que salen por la boca de La Reina
Esmeralda (Elena González), genial la sarta de insultos del final entre ella y
el leñador marrón (Juan Antonio Lumbreras), (quizás el personaje menos natural
por su caricatura bufonesca). Tierno e inocente a más no poder Javier Lara como
leñador Azulcielo, simpática y dicharachera Natalia Hernández como Princesa
Salmón, y unos Eva Trancón (Princesa Rubí) y Paco Déniz (leñador Verdemar) que
añaden dominio y mesura en cada una de sus intervenciones.
Me gustó, básicamente por su cercanía y por estar desnuda de esa
sofisticación tan poco fidedigna con la que tantas veces nos presentan el mundo
shakesperiano. Y, por los aplausos y bravos, creo que los aficionados fioteros
se quedaron bien contentos con este divertido juego.
Salud
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