(FIOT 2013)
XXII
FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
(A
propósito de “Criaturas” de Teatro do Aquí)
SANTIAGO
PAZOS
Mientras
veía cómo Frankenstein observaba inmóvil el deambular de los excéntricos
personajes, ideados por Roberto Vidal Bolaño para “Criaturas”, o respondía
ignaro e inocente a preguntas que no comprendía, me acordaba de “El enigma de Kaspar
Hauser”, una película de W. Herzog basada en la historia real de un joven
alemán que apareció, no se sabe muy bien cómo,
por las calles de Nüremberg en 1828, (10 años después de la publicación
de la obra de M. Shelley), después de haber permanecido toda su vida encerrado
en un sótano y, ya mayorcito, aprende a leer, a escribir, y las normas de
convivencia de una sociedad que no entiende y que lo trata como a un bicho raro.
Un inocente, entre seres extraños, que acabará muriendo asesinado sin que nunca
se descubriesen los motivos de tal atrocidad.
Esa
ternura y esa belleza que tiene la inocencia, en este caso de un monstruo
fabricado por el hombre, la contrasta, Vidal Bolaño, con el comportamiento
cotidiano de unos personajes sacados de la realidad, que él retrata como seres
excéntricos, oportunistas y sin ningún tipo de sentimiento humano que los
diferencie de otros monstruos. Desde la ironía y el sarcasmo crea arquetipos
muy bien definidos. Seres que cualquiera de nosotros puede identificar con
facilidad dentro de nuestro entorno más o menos cercano, o en los noticiarios
de prensa. Una obra atemporal y crítica, que deja al descubierto las bajezas
más cutres del hombre de ahora y de siempre.
El
montaje de Teatro do Aquí, respetuoso con el que el propio autor concibió para
su estreno, incluyendo a parte de los actores, sí se resiente por el paso del
tiempo, deja al descubierto que las formas de hacer, de representar, incluso de
entender el teatro, han cambiado. Esa manera de tratar a los personajes como si
fuesen caricaturas de caricaturas, o esa cantinela de tonos repetitivos que
anula su personalidad, es un estilo viciado por el amaneramiento que tantos
programas de la TVG
imponen a nuestros actores. Se pierden
los matices, todo suena igual, hables de lo humano o de lo divino, representes
a un loco a un cuerdo.
Nos lo
tomaremos como un merecido homenaje, pero es una pena haber perdido la
oportunidad de actualizarlo. Creo que el texto de Vidal Bolaño se merece, y
tiene, otras miradas y otras lecturas. Y pienso que hoy, él, no montaría, ni
dirigiría así sus “criaturas”. Claro que también puedo estar equivocado, aunque por desgracia nunca lo sabremos.
Salud
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