(FIOT 2013)
XXII
FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
¿EXISTE LA PERFECCIÓN ?
(A
propósito de “Maridos y mujeres” de Teatro de la Abadía )
SANTIAGO
PAZOS
Seguramente
no. Más bien creo que la perfección es una gran entelequia en cualquier de los
campos que queramos analizar. Por eso, el “casi perfecto” se acerca más a la
realidad de mis cánones de exigencia. En el teatro tampoco existe, aunque
después de ver “Maridos y mujeres” te asalten las dudas. Tanto el texto de
Woody Allen como la adaptación y dirección de Álex Rigola y, por supuesto, la
interpretación, están en ese límite invisible que roza la perfección.
El tema
puede resultar un poco estomagante, la pareja, sus problemas de confianza, los
celos, las apariencias, los engaños, los conflictos de género. Sin embargo, la
mirada psicoanalítica, ácida, irónica y sarcástica de Woody Allen hace que, ese
mirarse el ombligo que tienen hombres y mujeres, nos parezca fresco y novedoso.
En realidad nos está contando lo de siempre, antes ya lo hizo Bergman, pero con
un estilo directo y dejando al aire los prejuicios.
La
versión teatral de Álex Rigola es, si cabe, más descarnada y más realista que
la película de Woody. Obliga a los protagonistas a confesarse con el público,
como si estuviesen ante el psicoanalista, y los mantiene encadenados a su papel
durante toda la función. Rompe la cuarta pared, todo el teatro, incluidos
pasillos y patio de butacas, es un gran escenario donde la iluminación va
delimitando los espacios escénicos, los puntos de interés, y marcando los
tiempos y las transiciones, apenas perceptibles, entre escena y escena. Todo a
disposición de un lenguaje dramático sin interrupciones.
Nunca
había visto el escenario carballés con tanta amplitud, tan grande, tan alto,
desnudo de cortinajes y con toda la tramoya llena de focos a la vista. Un
espacio diáfano, sólo roto por tres sillones enfrentados hacia los
espectadores, al servicio del actor, de la interpretación como centro del
universo teatral.
Una
interpretación al estilo dogma, natural y realista, despojada de artilugios o
amaneramientos, tuteándose con el espectador de un modo directo y empático.
Luís Bermejo, Miranda Gas, Elisabet Gelabert, Nuria Mencía, Fernando Soto y
José Luís Torrijo, defienden y transmiten la personalidad de sus personajes con
una naturalidad y profesionalidad encomiables.
Y
destacaré un momento que forma parte ya del álbum de mis inolvidables, ese
silencio circunspecto de los seis actores, apenas roto por unos tarareos
susurrados, mientras en la lejanía suena el “Put the blame on Mame” de Rita
Hayworth en Gilda. Icono del streptease físico y psicológico con el que tanto
se identifica el fondo de “Maridos y mujeres”.
Buen
teatro, de altura, un lujazo, casi, casi…
Salud
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