(FIOT 2013)
XXII
FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
(A
propósito de “Un trozo invisible de este mundo”
de Producciones Cristina Rota y
Teatro Español)
SANTIAGO
PAZOS
La otredad,
la condición de ser otro, de ponerte en la piel del otro, de los otros, de
mirar sus mundos, que no son más que nuestro propio mundo, con sus propios ojos
intentando comprender sin juzgar, a priori, su búsqueda, su odisea particular,
su huida, en el mayor número de casos, hacia ninguna parte. La alteridad, la
condición de ser otro, de ser el otro, de analizar sus circunstancias sin
prejuicios, sin desconfianza, sin miedo a perder tu lugar porque ellos quieran, necesitan, encontrar el suyo.
Esa
mirada, ese compromiso, esa lucha, están en “Un trozo invisible de este mundo”
de Juan Diego Botto. Cinco monólogos redondos en los que todo lo que se dice es
tronco, sustancia. Cinco vidas que, en otras circunstancias, podían haber sido
otras muy distintas. Cinco historias, para algunos, inevitables, y para otros muchos perceptibles
de ser evitadas, de ser cambiadas. Cinco ejemplos/metáfora de otros muchos
desafueros, de otras muchas injusticias que en el mundo se cometen en nombre de
no se sabe qué divinidad, pero que quien las ejecuta es el propio hombre.
Podían haber sido otras, alguien me sugería Guantánamo. Claro que si. Y la niña gitana que acaba de ser expulsada de Francia, o los subsaharianos hambrientos
que esperan su oportunidad, a las puertas de Melilla, para escapar de los
diversos infiernos de donde proceden. Y tantos, tantos otros casos.
El
sótano de un aeropuerto, un lugar despersonalizado con una cinta transportadora
de maletas, no sé si perdidas, que se van apilando sobre el escenario,
aparentes por fuera y vacías de todo contenido por dentro, conforma una escenografía
que evidencia la idea de tránsito, de viaje, de huida, de exilio, de odisea,
también interior, en definitiva, que el autor nos quiere transmitir. Adecuada
elección que se ve fortalecida por una iluminación tenebrosa, rota, en algunas
escenas, de forma un poco aleatoria para mi gusto.
Bajo la
dirección, muy ajustada, de Sergio Peris- Mencheta, que sorprende por lo bien
medido de los tiempos y el ritmo, ahí está Juan Diego Botto, actor, actor, además
de autor del texto. Actor de múltiples registros, ágil y convincente, directo. Despiadado en “Arquímedes”, perfecto en “El
locutorio”, introspectivo y sensible en “Turquito”, y combativo en “El
privilegio de ser perro”. No creo que se pueda pedir más. Y tampoco a Astrid
Jones, perfectamente tierna o rabiosa en sus parlamentos, y profunda cuando
canta en "Carta al hijo".
Bien,
muy bien. Yo también, a sabiendas que nunca podré alcanzar el infinito,
prefiero conseguir diez a quedarme con dos.
Salud
No hay comentarios:
Publicar un comentario