lunes, 21 de octubre de 2013

JUAN DIEGO BOTTO

(FIOT 2013)
XXII FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO

LA OTREDAD
(A propósito de “Un trozo invisible de este mundo” 
de Producciones Cristina Rota y Teatro Español)

SANTIAGO PAZOS



La otredad, la condición de ser otro, de ponerte en la piel del otro, de los otros, de mirar sus mundos, que no son más que nuestro propio mundo, con sus propios ojos intentando comprender sin juzgar, a priori, su búsqueda, su odisea particular, su huida, en el mayor número de casos, hacia ninguna parte. La alteridad, la condición de ser otro, de ser el otro, de analizar sus circunstancias sin prejuicios, sin desconfianza, sin miedo a perder tu lugar porque ellos quieran, necesitan, encontrar el suyo.

Esa mirada, ese compromiso, esa lucha, están en “Un trozo invisible de este mundo” de Juan Diego Botto. Cinco monólogos redondos en los que todo lo que se dice es tronco, sustancia. Cinco vidas que, en otras circunstancias, podían haber sido otras muy distintas. Cinco historias, para algunos,  inevitables, y para otros muchos perceptibles de ser evitadas, de ser cambiadas. Cinco ejemplos/metáfora de otros muchos desafueros, de otras muchas injusticias que en el mundo se cometen en nombre de no se sabe qué divinidad, pero que quien las ejecuta es el propio hombre. Podían haber sido otras, alguien me sugería Guantánamo. Claro que si. Y la niña gitana que acaba de ser expulsada de Francia, o los subsaharianos hambrientos que esperan su oportunidad, a las puertas de Melilla, para escapar de los diversos infiernos de donde proceden. Y tantos, tantos otros casos.

El sótano de un aeropuerto, un lugar despersonalizado con una cinta transportadora de maletas, no sé si perdidas, que se van apilando sobre el escenario, aparentes por fuera y vacías de todo contenido por dentro, conforma una escenografía que evidencia la idea de tránsito, de viaje, de huida, de exilio, de odisea, también interior, en definitiva, que el autor nos quiere transmitir. Adecuada elección que se ve fortalecida por una iluminación tenebrosa, rota, en algunas escenas, de forma un poco aleatoria para mi gusto.

Bajo la dirección, muy ajustada, de Sergio Peris- Mencheta, que sorprende por lo bien medido de los tiempos y el ritmo, ahí está Juan Diego Botto, actor, actor, además de autor del texto. Actor de múltiples registros, ágil y convincente, directo.  Despiadado en “Arquímedes”, perfecto en “El locutorio”, introspectivo y sensible en “Turquito”, y combativo en “El privilegio de ser perro”. No creo que se pueda pedir más. Y tampoco a Astrid Jones, perfectamente tierna o rabiosa en sus parlamentos, y profunda cuando canta en "Carta al hijo".

Bien, muy bien. Yo también, a sabiendas que nunca podré alcanzar el infinito, prefiero conseguir diez a quedarme con dos.

Salud  


  


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