(FIOT 2015)
XXIV FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO DE CARBALLO
EL PODER DE LA SUGESTIÓN
(A propósito de “Locus
amoenus” de Atresbandes)
SANTIAGO PAZOS
Albert Pérez, Mónica Almirall y Miquel Segovia en Café con...
En un ilustrativo Café con…, celebrado unas horas antes del
estreno en Carballo de “Locus amoenus” de Atresbandes, Mónica Almirall, Miquel
Segovia y Albert Pérez Hidalgo, insistieron en que no era ésta una obra
dirigida a la manipulación del espectador, o por lo menos no directamente, aunque quizá sí pretenden influenciar en el
estado psicológico del espectador.
Y después de verles en escena, podemos afirmar que no tenían
razón, que nos engañaron, quizás no a conciencia, porque sí hay una maliciosa
alteración de la percepción que el espectador tendrá sobre todo lo que pasa en
escena después de darles a conocer ese final inalterable. Se influye
psicológicamente, se manipula aunque no sea para sacar un beneficio directo y,
fundamentalmente, se sugestiona a conciencia recordándonos a mitad de función
que el final de aquellos tres pipiolos está muy cerca.
No tiene importancia porque es teatro y en ese mundo la realidad
nos toca de refilón, pero no olvidemos que nuestra mente sugestionada sigue reconcomiéndose
después de bajado el telón. Si el comportamiento de los seres humanos
dependiese permanentemente de la idea muerte, si nuestra existencia se
supeditase a pensar que podemos morirnos en cualquier momento, en el segundo
exacto de nuestras vidas en el que estamos, no viviríamos, nos moriríamos de
susto, de miedo, de terror.
Ahora bien, más allá de cualquier reflexión profunda sobre
nuestra existencia o sobre la sublimación de la muerte, del destino, de la
búsqueda del paraíso o de qué métodos utilizamos para plantar nabos en campo
ajeno, hay que destacar que el trabajo de estos tres, más que actores,
profesionales de la comunicación escénica, es intachable, creativo y con la
profunda intención de plantearnos preguntas que van mucho más allá de lo
estrictamente teatral.
Son algo así como el aviso postrero de que en nuestra vida
cotidiana no debemos olvidar que el destino pende de un hilo con la llama de una
vela al lado.
Muy bien. Teatro inteligente hecho por profesionales con profundas inquietudes existenciales que no dan
nada por sabido, nada resabiados, nada creídos, gente normal y cotidiana que
comparte un viaje que, a veces, puede torcerse. Ya digo, repito, muy bien.
Como a los Grumelot del OTNI 2014, esperamos que vuelvan muy
pronto.
Salud
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