(FIOT 2018)
27 FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO CARBALLO
TEATRO Y CINE: VIDAS PARALELAS
(A propósito de “El tratamiento” de La_Abducción y Buxman
Producciones)
SANTIAGO PAZOS
Lo malo que tiene el cine, por decir algo feo, es que una vez
terminado el montaje el producto queda empaquetado sin capacidad alguna de
rectificación. Se podrá hacer un remake o una segunda y tercera parte, alargar
el chicle hasta que te rebote en los morros y te confundan con Stallone u otro
por el estilo. El abuso y la mercantilización de la imagen aumentan
exponencialmente en detrimento de su creatividad, a no ser que te apellides
Warhol. Y ese defecto también juega, en cierto modo, a su favor al perderse la
capacidad de perversión.
En la pintura esa posibilidad de transformación posterior
tampoco existe, pero en el teatro sí. Esa posibilidad de transformación
permanente es parte de su riqueza, de su razón de ser. Se puede adaptar una
obra mil veces y siempre será vista con una mirada diferente. Un mismo montaje
hoy será gris y mañana marengo.
En “El tratamiento”, Pablo Remón consigue hacer cine desde el
teatro, (¿servirá también esta reflexión en sentido inverso?), urdiendo un
engranaje que nos permite olvidar la diferencia entre perdurable y perecedero. La
relación entre espacio y tiempo es totalmente cinematográfica, pero esas vidas
paralelas de los personajes, ya sea en primera persona o como voz en off, se
desarrollan a través de un lenguaje mixto que bebe, desde mi punto de vista, de
las dos disciplinas. Una narrativa cinematográfica que se expresa con las
herramientas del teatro moderno.
Esa mezcla, con la ayuda imprescindible de la excepcional escenografía
de Mónica Boromello, ofrece al espectador una lectura diversa y una visión de
la obra entre microscópica y panorámica al tiempo, sin sobresaltos. Y no
olvidemos ese juego tan arriesgado que hace con el ritmo, acelerando y
adormeciendo el tiempo con transiciones, limpias, en ocasiones casi
imperceptibles, ejecutadas con una
exquisitez encomiable.
Grande la propuesta de Remón, compleja y excelente la
dramaturgia y su dirección, espléndida la interpretación de Francesco Carril
como Martín, (genial, por ejemplo, el diálogo entre este y Francisco Reyes como
chófer), y destacadas interpretaciones
del resto de actores en escenas bien tramadas y con diálogos ágiles,
inteligentes.
Ahora bien, si queremos podemos buscar peros, seguro que hallaremos
unos cuantos. Mas cuando el producto final adquiere la calidad y el nivel
creativo e interpretativo de “El tratamiento”, lo único que se me ocurre hacer,
por lo menos a mi, es aplaudir.
Salud y larga vida…
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