(FIOT 2018)
27 FESTIVAL INTERNACIONAL OUTONO DE TEATRO CARBALLO
CRISTALES ROTOS
(A propósito de “Wasted” de
Íntims Produccions)
SANTIAGO PAZOS
El título de estos comentarios sobre “Wasted” tenía que ser “Caminando
descalzos sobre cristales rotos”, pero a una pregunta mía, en el coloquio posterior
a la actuación de Íntims Produccions, aclararon que lo de los pies descalzos
obedecía a motivos muy concretos. Primero porque esa es la forma tradicional en
la que se habla con los muertos en el teatro (¿?) y segundo porque en un primer
montaje caminaban sobre un espacio cubierto de tierra, exactamente de ese humus
que utilizamos para las plantas.
Esta segunda opción me resulta mucho más lírica que la que ayer
vimos en Carballo. Aunque caminar descalzos sobre el frío parqué se me antoja
una buena metáfora para esas vidas rotas, o a medio componer, que esos tres
personajes representan. Obviamente, los cristales rotos son sus propias
realidades, esas vidas cargadas de frustraciones por no ser lo que se quiso y
por no llegar a ser lo que en realidad se quiere ser. Cristales rotos que les
impiden caminar con seguridad y crecer. Crecer como lo hace ese árbol que
representa al amigo muerto, al referente común que los mantiene unidos.
No es una obra de fácil digestión. Las drogas, los excesos, la
dependencia emocional, el mal amor, la obsesión de que otros tiempos pasados
fueron más esperanzadores, ese sentimiento de fracaso total y esas cadenas que
te impiden coger un avión y evaporarte para cambiar el rumbo de tu vida, al
tiempo que provocas una catarsis en las que dejas abandonadas, no son una carta
de presentación recomendable.
Tenía mucho interés en ver la evolución como director de Iván
Morales. Aquel “Sé de un lugar” de su autoría, que vimos en 2013, permanece
entre mis mejores recuerdos fioteros. Y aunque con esta adaptación no me
defraudó en absoluto, tampoco descubrí nada nuevo. El espacio escénico y la
dramaturgia son muy parecidos. Los ritmos y los ambientes cambian, pero
recuerdo que en aquella obra también se recreaba en los lazos rotos de una
relación de pareja que no encontraba los ajustes necesarios para continuar.
Y me extrañó la poca interacción de los actores con ese público
colocado tan cerquita de ellos, casi apretujándose, rozándose. Quizás la
química, o los efectos de esa cerveza a la que nos invitaron, no resultaron
suficiente aliciente. Y no por el trabajo de los actores, que en todo momento
asumen un papel coral para admirar. Creen en lo que hacen y así lo expresan en
cada movimiento, en cada palabra que pronuncian, en cada baile, grito, lágrima
o carcajada que sueltan. Son de verdad y se agradece ese compromiso.
Sin embargo yo esperaba más. Seguramente por dejarme llevar por
el recuerdo. Lo mismo que les pasa a esos tres personajes descalzos sobre los
cristales rotos de la memoria del amigo muerto.
Salud y larga vida…
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